Los desequilibrios en la microbiota afectan directamente a la salud mental

Si se produce una disbiosis en la microbiota puede tener una repercusión en el cerebro

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La relación entre cerebro e intestino es, prácticamente, la base de la salud. El famoso ‘segundo cerebro’, a lo que se refieren cuando hablan del estómago, pues está poblado de multitud de neuronas, hace que la relación entre ambas partes sea conjunta y que, si le ocurre algo a alguna, también tenga que ver la otra.

Es por esto que muchas veces desequilibros en el estómago, especialmente es la denominada microbiota, pueden tener una repercusión en la salud mental de una persona. La doctora Silvia Gómez Senent, médico del aparato digestivo y experta en microbiota, explicó en un directo junto a ‘Farmaadicta’ y amparado por Neuraxpharm, que dentro del eje intestino cerebro se debe dar la eubiosis, que «el equilibro que tenemos de nuestra microbiota en condiciones normales, aunque nadie tiene una perfecta». Si hablamos de que este equilibrio no es correcto, entonces lo llamamos disbiosis.

Los desequilibros en la microbiota pueden tener repercusión en la salud mental

«Se ha visto que muchas enfermedades como el Alzheimer o el párkinson tiene que ver con esta disbiosis», aseguró la profesional. Esto ocurre, relató, porque nuestro organismo está compuesto por tres sistemas fundamentales: el endocrino, el inmune y el neurológico, y los tres están interrelacionado. La microbiota es la que hace que haya una comunicación bidireccional, y si falla, entonces falla el resto. La pérdida de diversidad de nuestra microbiota (muchas veces motivada por las medidas de higiene cada vez más presentes en muchos países desarrollados) es una de las maneras en las que se podría explicar el aumento en la incidencia de algunas de estas patologías.

El intestino, origen de enfermedades

Es tal la relación del intestino con el cerebro que, comentó la doctora Gómez Senent, «los últimos estudios apuestan por que algunas enfermedades mentales pueden empezar en el estómago, y no al revés». «Por ejemplo, en el caso del párkinson, muchos pacientes tienen síntomas digestivos antes de desarrollar la enfermedad», aseguró. De esta forma, se ha podido ver que el depósito de amiloides, relacionados con los problemas de movimiento, se encuentran no solo en el cerebro sino también en las neuronas que hay en el intestino. «Y un análisis de estas proteínas sirvió para demostrar que las que había en el intestino eran más antiguos, apuntando la posibilidad de que la enfermedad tendría allí su origen y explicaría también el porqué de muchos síntomas digestivos relacionados con esta patología» añadió la doctora Gómez Senent, quien además recordó que otro factor también importante es el de la permeabilidad del intestino, pues «salud intestinal no solo de microbiota aislada, sino también todo lo demás».

Más allá de las enfermedades neurodegenerativas, explican desde Neuraxpharm que un estudio llevado a cabo en el año 2020 por medio de la Fundación Querer analizó la relación que existe entre la microbiota y el trastorno del espectro autista o TEA. «Gracias a los datos recogidos se pudo comprobar como los niños con esta patología tenían todos ellos una disbiosis y en cerca de un 90% también la permeabilidad de sus intestinos era mayor», explican.